jueves, 22 de septiembre de 2016

Oraciones para aumentar la Fe






Señor, danos una Fe viva, esa Fe
de la que tu dijiste que era capaz
de mover montañas....

Danos esa Fe viva que nos haga
contemplarte en todas las cosas,
y a todas las cosas verlas también
en ti.

Danos esa Fe que infundiste a
los Apóstoles, que nos haga capaces
de desafiar todos los elementos que
se opongan a la realización de tu
voluntad y de tu gloria.

Danos aquella confianza que hacía
exclamar a tu Apóstol Pablo:
" se en quien he confiado"

y así fuertes en la Fe permítenos
seguir adelante hasta que rindamos
la jornada, y nos presentemos delante
de ti para recibir la recompensa,
aquella recompensa que tú tienes
preparada para tus siervos que quisieron
servirte en las cosas pequeñas.

Danos también una Fe muy grande que nos
permita penetrar muy profundamente en
el conocimiento de las cosas de Dios.
Y que a ese deseo tuyo: " si conocieras
el don de Dios", que expresa tu deseo
de que busquemos tus cosas, podamos
responderte: señor, ahora lo conozco, El,
el Espíritu Santo, ha realizado en mí alma
la obra de transformación en Cristo"

Amén.








Te he encontrado en muchos sitios, Señor.
He escuchado el latido de tu corazón en la tranquilidad perfecta de
los campos, en el sagrario de una catedral vacía, en la unidad de
mente y corazón de una asamblea de personas que te quieren.
Te he encontrado en el gozo, donde a menudo te busco.
Pero en el dolor, te encuentro siempre,
pues el dolor es como el repique de la campana que llama a la esposa
de Dios a la Oración.

Señor, te he encontrado en la terrible magnitud del dolor de los
demás.

Te he visto en la sublime aceptación y en la inexplicable alegría de
los que sufren.

En cambio, no he logrado encontrarte en mis pequeños males y en mis
estúpidos disgustos.

En mi cansancio he dejado pasar inútilmente el drama de tu pasión
redentora y la vitalidad gozosa de tu Pascua, que queda sofocada por
mi egoísta auto conmiseración.

Señor, yo creo. Pero aumenta mi Fe.

Amen, así es y así será…


 PALABRA DE DIOS

No debemos dudar en la tormenta


“La barca se hallaba ya distante de la tierra muchos estadios, zarandeada por las olas, pues el viento era contrario. Y a la cuarta vigilia de la noche vino él hacia ellos, caminando sobre el mar. Los discípulos, viéndole caminar sobre el mar, se turbaron y decían: «Es un fantasma», y de miedo se pusieron a gritar. Pero al instante les habló Jesús diciendo: «¡Ánimo!, soy yo; no temáis.» Pedro le respondió: «Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti sobre las aguas.» «¡Ven!», le dijo. Bajó Pedro de la barca y se puso a caminar sobre las aguas, yendo hacia Jesús. Pero, viendo la violencia del viento, le entró miedo y, como comenzara a hundirse, gritó: «¡Señor, sálvame!» Al punto Jesús, tendiendo la mano, le agarró y le dice: «Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?» Subieron a la barca y amainó el viento. Y los que estaban en la barca se postraron ante él diciendo: «Verdaderamente eres Hijo de Dios.»”
Mateo 14, 24-33


 Eficacia de la oración
   “«Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿O hay acaso alguno entre vosotros que al hijo que le pide pan le dé una piedra; o si le pide un pez, le dé una culebra? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se las pidan!”
Mateo 7, 7-11

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